La creatividad de Ernesto Dumit se inscribe dentro de un período intenso de la creatividad pictórica tucumana, fuertemente involucrada con las corrientes latinoamericanas y que juega con elementos del expresionismo y del surrealismo (al decir de Rafael Squirru en LA GACETA hace dos décadas), que le permitieron desplegar un discurso sin ser alcanzado por la censura. En su paleta se registra la potencia del color y las formas abstractas, en una obra que su hijo Pablo define como “monumental e intimista” al mismo tiempo.
Esta noche, a las 20 y en El Ingenio de las Artes (avenida Perón y Tornquist, ex Ingenio Lastenia), ese universo pictórico se expondrá en su magnitud en una muestra que reunirá parte de su producción entre los 70 y los 90 (incluyendo su obra “Encrucijada” -foto superior-, de propiedad del Museo Timoteo Navarro y por la que ganó el Salón Tucumán para el ámbito nacional en 1981). La oportunidad servirá para bautizar a la sala principal del lugar con el nombre del artista tucumano fallecido en 2007, “en homenaje a uno de los grandes pintores del norte argentino, cuya obra supo mirar de frente las contradicciones de su tiempo y transformarlas en imágenes perdurables”, se anunció.
“Con su inconfundible espesura americana, ‘Dumit Monumental’ llega a la vera de un monumento histórico, con una exposición que se despliega en el corazón del ex Ingenio Lastenia, donde el arte se entrelaza con la memoria obrera y la arquitectura industrial de la provincia cañera. En estos muros, el color, la materia y la historia dialogan con la fuerza del trabajo y la creación, recordándonos que el arte es también una forma de resistencia y esperanza”, se agrega desde la fundación que encabeza Beatriz Tula. La muestra estará hasta el 12 de diciembre, con distintas actividades.
Pablo Dumit destaca que la idea de la muestra y del recuerdo de su padre fue “una idea de Tula, quien encabeza todo ese enorme proyecto del Ingenio de las Artes y que en honor al cariño, respeto y admiración que ella tenía y tiene”.
Inauguran la muestra “Dumit Monumental” en el Ingenio de las Artes“Cuando me comunicaron que una sala en ese lugar llevaría su nombre, comenzamos la lluvia de ideas con el artista Julio Villafañe y luego con un equipo integrado por Antonella Aparicio, Luciana Tagliapietra y Alejandro Ahuerma, que se armó para darle vida a un lanzamiento de esta idea con una exposición de sus trabajos”, agrega para LA GACETA.
- ¿Qué significa este reconocimiento?
- Entiendo que es una expresión que estalla en múltiples direcciones: homenaje, rescate, reivindicación histórica; una acción que acompaña la puesta en valor de un legado y una trayectoria, de un bagaje artístico de un creador consecuente con su tiempo. Su obra perdura y se vuelve cada vez más legible, porque Dumit ha revisado la vida con profundidad y sin concesiones.
- Como familia, ustedes mantienen vivo su legado...
- Hace más o menos 15 años echamos a andar el proyecto de Casa Dumit, la Casa Museo donde está exhibida su obra, su espacio y su legado no tangible. Este tipo de cosas son eslabones cada vez más fuertes del intento de hacer perdurar en el tiempo un patrimonio.
- ¿De qué época se expondrán sus obras?
- Mayormente son obras de mediados y fines de los 70 hasta mediados de los 80 la más grande, de la Serie Azul; también hay algunos dibujos y un pasaje por los 90. En cada época hay una paleta determinada y una impronta reconocible, tanto en las grandes como en las de caballete.
- ¿Tu padre tiene el lugar que se merece en el arte tucumano?
- Hay una dinámica en eso... tener un lugar no es una categoría estática. Es algo que sucede en la medida en que haya quienes no permitan que se olvide al artista y a su obra; en ese camino, cada vez que asoma una expresión de su legado, la respuesta de la comunidad siempre es amorosa. Luego sí sucede que a niveles superestructurales su obra es alcanzada por las mezquindades de la época para con el patrimonio, tanto tangible e intangible. Son tiempos de mucha inmediatez.
- ¿Cuál fue su mensaje?
- A partir del lenguaje simbólico, puede percibirse la disconformidad con las contradicciones de su tiempo y más acá, la denuncia de la degradación y la tragedia humana con una profunda reflexión existencial. Tiene un carácter dramático, pero también ha sido capaz de entretejer allí una metáfora de la belleza...
- ¿Cómo se vincula su discurso con el lugar que llevará su nombre?
- El contexto del ex Ingenio Lastenia es un telón de fondo propicio para la presencia de su memoria, en parte por lo ya señalado y también por su abrazo conmovedor a la noche tucumana, allá por los tiempos de la serie “La noche verde”. En la universalidad de su pintura, encontramos elementos que revelan una voz americana profundamente personal. Él tenía una profunda reflexión sobre la existencia humana y un enorme cuestionamiento a las contradicciones de su tiempo. Es una obra que no pierde vigencia.
- ¿Sos su heredero artístico?
- Soy su hijo, ha sido mi padre y mi maestro.
Lenguaje personal: la importancia de una obra tucumana
“La importancia de Ernesto Dumit en el arte tucumano es grande y esta muestra, esta retrospectiva y el poner una sala con su nombre es un acto de justicia a la enorme producción de este artista. En las décadas del 60, 70 y 80 creó un lenguaje muy personal y dramático. A través de su obra uno puede ver un poco lo que fue la historia de este país en esas décadas”, resaltó la decana de la Facultad de Artes de la UNT, Silvia Agüero.
Perfil: de la tela a los murales y la escena
Ernesto Dumit nació en Tucumán en 1938 y falleció en 2007. Estudió pintura, grabado y escultura en la Universidad Nacional de Tucumán, bajo la dirección de Timoteo Navarro, Pompeyo Audivert y José Alonso, y fue becado por el Consejo Provincial de Difusión Cultural para cursar en la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova de la Capital Federal con Adolfo de Ferrari. Fue profesor de la Facultad de Artes de la UNT y de la Escuela de Artes Plásticas para Niños en la Biblioteca de Simoca, aparte de dar clases en su taller particular. Se destacó como escenógrafo y diseñador de vestuario teatral (premiado en 1970 por su trabajo en ”Esperando a Godot”). Entre los premios y distinciones recibidas figuran el Segundo Premio Salón de Otoño de la Peña El Cardón; el Primer Premio Salón Primavera del Consejo Provincial de Difusión Cultural; el Primer Premio del Salón Nacional de Estudiantes; el Primer Premio del Salón San Pablo; el Primer Premio Salón del NOA de Santiago del Estero; el Primer Premio del Salón Nacional de Artes Plásticas; el Gran Premio de Honor del XXIII Salón de Tucumán, para el ámbito nacional y el Primer Premio del Salón LA GACETA. Participó en innumerables exposiciones individuales y grupales en todo el país y su labor como muralista se puede apreciar en numerosas residencias privadas y en instituciones oficiales.